Hola, soy Mario Meléndez, soy un ‘Nak Muay’ (practicante de Muay Thai); desde que era muy pequeño me gustaban mucho las películas de Bruce Lee y Jean Claude Van Damme.  Creo que eso fue lo que principalmente me inspiró y motivó a ser un artista marcial.

En mi infancia viví en barrios muy conflictivos y peligrosos donde había delincuencia juvenil,  siendo adolescente me tocó ver mucha violencia y asaltos en las calles de mi comunidad y los alrededores, veía gente que era abusada por las pandillas locales e incluso yo mismo llegue a ser víctima de ese tipo de “bullying” en muchas ocasiones; cuando llegaba a mi casa después de haber sido atemorizado, me encerraba en mi cuarto decepcionado por no tener la capacidad de poder defenderme pero principalmente para que mi mamá no notara que estaba triste. Veía películas de Bruce Lee, lo idealizaba e idolatraba, era increíble para mí verlo pelear, venciendo a todos con facilidad; quería ser como él, poder defenderme de los abusos que sucedían frecuentemente en  las calles camino a la escuela; inventaba rutinas de ejercicios, hasta que conseguí unos chacos para entrenar.

Empecé a entrenar profesionalmente a los 25 años, desde las primeras sesiones y entrenamientos me sentí muy bien, pude encontrar “paz interna”; era algo genial el poder entrenar Muay Thai, descargaba la ira de los recuerdos de infancia, la canalizaba de una manera positiva a través del constante ejercicio físico. A las pocas semanas de estar entrenando, empezaron a desaparecer problemas de insomnio, me acostaba fatigado. Ya no pensaba en problemas y situaciones difíciles que vivíamos en mi familia, había menos estrés, al dormir bien me sentía mucho mejor, el Muay Thai se convirtió en la mejor terapia.

Tuve más claridad y lucidez para solucionar mis problemas, tanto como para poder emprender y enfrentar nuevos retos. Mejoró mi autoestima, algo que nunca había tenido ya que fui un  niño tímido e inseguro. Estaba fascinado con éste arte, sentía que había encontrado un equilibrio físico, mental e incluso espiritual; solo quería seguir entrenando, aprendiendo y mejorando. El Muay Thai se convirtió en mi mayor pasión, disfrutando cada entrenamiento, motivado.

Cambié muchos aspectos de mi vida, queriendo ser mejor, convirtiéndome en autodidacta a  un nivel de exigencia mayor; comprendí que para mejorar mi rendimiento debía alimentarme bien y seguir un régimen de entrenamiento más estricto. Eso me llevo a leer e investigar sobre temas de nutrición, métodos de entrenamiento (para lograr una mayor eficiencia física), filosofía, etc.

Experimentaba preparando y cocinando alimentos que en mi vida había escuchado nombrar… hacía mis dietas y diseñaba mis propias rutinas que seguía al pie de la letra, creyendo finalmente en las investigaciones que había hecho de diferentes fuentes de información y de personas en las que confiaba y admiraba como atletas. Empecé a notar como cambiaba mi físico, mi forma de pensar y de actuar; me sentía muy fuerte y saludable, era más eficiente en mi trabajo, en mis labores domésticas y en mi vida diaria en general. Estos hábitos me estaban cambiando y forjando mi carácter de una manera positiva; me di cuenta que tenía la capacidad de lograr cualquier cosa que me propusiera tanto en lo deportivo, personal y profesional

Siempre y cuando hiciera las cosas bien, con constancia, disciplina y perseverancia. Mi vida dio un cambio drástico en una forma positiva, ya no había negatividad en mi, veía las cosas de diferente manera, ya no era tan amargado… Esa disciplina me había cambiado muchísimo, era una mejor persona, volteaba atrás y era una persona, FELIZ.