Las neurocientíficas mexicanas: pasado y presente
Dra. Luisa L. Rocha Arrieta
Depto. Farmacobiología. CINVESTAV. México
El estudio del cerebro en México ha sido paralelo al desarrollo de la medicina. Sin embargo, el campo de las Neurociencias como tal es evidente desde el siglo XVIII. Se tiene registro de la incursión de la mujer en el campo de la medicina en nuestro país desde finales del siglo XIX. Sin embargo, fue hasta principios del siglo XX en los que existen evidencias de casos excepcionales de mujeres dedicadas al estudio y tratamiento de trastornos relacionados con el cerebro.
Al respecto, se sabe que María Cristina García Sancho y Álvarez Tostado fue la primera mujer neurocirujana de nuestro país. La doctora Rosario Barroso Moguel fue la primera neuropatóloga de nuestro país que ingresó como miembro regular a la Academia Nacional de Medicina. Fue una importante colaboradora del Dr. Isaac Costero en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
La doctora Ernestina Jiménez fue una connotada médica mexicana que se formó como Psiquiatra en Francia durante mediados del Siglo XX. A su regreso a México laboró en el Hospital Fray Bernardino Álvarez. La Dra. Jiménez tuvo la inquietud de investigar desde un punto de vista psiquiátrico a los sujetos procesados por la Santa Inquisición durante el periodo de la Colonia en México. Con base en sus investigaciones en el Archivo de la Nación, la Dra. Jiménez encontró que varios de los sujetos procesados por posesión demoniaca por la Santa Inquisición, en realidad sufrían de trastornos neurológicos como epilepsia. Escribió tres libros en los que describió varios casos, así como los casos de médicos procesados por atreverse a tratar a dichos pacientes sin el permiso de la Santa Inquisición.
La Dra. Jiménez tuvo la gran pasión de viajar por todo el mundo e investigar la historia de la medicina en cada uno de los países que visitó. Fue una maestra que supo compartir con sus estudiantes sus experiencias durante sus viajes y transmitió sus conocimientos a las nuevas generaciones de médicos.
En los años sesenta del siglo XX la mujer inició su incursión en el campo de la investigación básica de la Neurociencias. La doctora Herminia Pasantes fue de las primeras mujeres en obtener un título de doctorado en México. En su caso, la doctora Pasantes se enfrentó a la estigmatización de ser mujer al ejercer sus actividades como investigadora de la UNAM.
Actualmente, las diferentes instituciones que realizan investigación en el campo de las neurociencias en México tienen entre sus académicos mujeres que participan en dichas actividades. Existen estudios que muestran que hay instituciones en las que el posicionamiento de las mujeres está por debajo del de los hombres.
También existen otras instituciones académicas en las que, a pesar del menor número de mujeres en el campo de las neurociencias, proporcionalmente más de éstas últimas ocupan mejores posiciones académicas debido a la calidad de su producción científica. Con base en esta reflexión, se estima que en los próximos años una mayor proporción de mujeres mexicanas se involucrarán más activamente en actividades científicas en el campo de las neurociencias y ocuparán posiciones de alto liderazgo, principalmente en las instituciones que brinden más oportunidades en dicho campo. Un ejemplo de este cambio se evidencia en que, después de 156 años de existencia de la Academia Nacional de Medicina en México, actualmente se tiene a la primera mujer que ocupa su presidencia, la doctora Teresita Corona.
Sin embargo, existen situaciones que deben de resolverse para que esto suceda de una manera más efectiva. Quizá la más importante es que la idiosincrasia de muchas mujeres debe de cambiar. Las mujeres deben de considerarse con las mismas capacidades de los hombres para realizar actividades en el campo de la Neurología, la Neurocirugía y las Neurociencias.